Me desperté después de una horrible pesadilla en la que tú aparecías, pero cuando abrí los ojos, me di cuenta que la pesadilla era real. Yo seguía aquí en la estación de tren en la que te vi por última vez, en la que sentí tu calor por última vez, en el que sentí tus caricias por última vez, seguía esperandote, con la de esperanza que volvieras.
Ya ni sabía el tiempo que llevaba ahí, pero no podía dejar de recordar tu despedida.
Te fuiste como se va el sol todas las noches, poco a poco y rápido como un tren sin forma en la que le detengas y dejando una bonita despedida como el sol.
Pero tú eras el único tren en el que quería subir y te fuiste y me dejaste sola en esta estación, perdida, sin rumbo.
Pero el sol vuelve aparecer al siguiente día y en la vida de una persona pasan muchos trenes, pero dicen que no tienes que dejarlos ir porque tal vez sean los últimos tal vez no volverán, yo cogí el tren, pero me bajé pensando que volvería a pasar, pensando que podría volver a cogerlo y quedarme allí eternamente.
Pero no, los trenes pasan una vez y el sol no regresa y se quedó la luna sola echando de menos al sol, al igual que yo te echo de menos a ti y se quedó la estación vacía, al igual que yo sin ti.
Pero algo en mi dice que volveras, que volveré a sentir tu piel junto a la mía que volveré a sentir tu calor y que volveré a ver esa sonrisa enloquecedora junto a mi.
Asique seguiré aqui, en la estación donde me dejaste para que sepas donde encontrarme.
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